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María Cañas es una reconocida video-artista sevillana que utiliza habitualmente para sus obras el collage, la apropiación y la revisión de imagenes de archivo. Una técnica que no deja de ser un recurso creativo muy extendido en el mundo audiovisual. Utilizar trozos de otros videos, apropiandose de ellos y utilizandolos sin permiso de los autores y los propietarios de los artistas para remezclarlos y reconvertirlos en nuevos proyectos audiovisuales es una técnica bastante habitual dentro del arte.
Arte y Diseño
Lo que sirve para el arte no siempre sirve para el diseño. El cartel de un festival no se puede tratar como una obra de arte sino como un encargo de comunicación y ahí es donde se encuentran los límites, incluso los límites legales. María Cañas, en declaraciones a eldiario.es Andalucía, se defiende con dos argumentos: su manera de trabajar es creando un archivo de imágenes ecléctico, que emplea para darle un nuevo sentido a la imagen, a la manera del apropiacionismo de Marcel Duchamp. Por otro lado, asegura que desconocía el origen de la obra original. «Entiendo la cultura como una construcción colectiva. Yo digo que soy una archivera de imágenes y vivo con fascinación esta sobreabundancia. Internet es una especie de archivo orgánico, que me sirve para investigar y hackear. Yo siempre he utilizado el collage, juego con las remezclas, y nunca he tenido problema».
«Me considero una doctora Frankenstein de la cultura del reciclaje, de la remezcla. […] Es un poco también trabajar con todo ese repertorio de imágenes, con toda la intrahistoria y lidiar con ellos, aplicando esta videomaquia, que lo que hace también es dar cornadas audiovisuales, saltándose los derechos del autor a la torera», declaraba en el programa Metropolis de RTVE.
No es lo mismo hacer video remezclas con material de otros para componer una nueva obra de arte, que utilizar 5 minutos de una película, sin más, y colocarle el título como obra propia. Esa vendría a ser la analogía de lo que ocurre en el cartel del festival de cine de Sevilla. Cada medio o cada soporte tiene sus reglas y el diseño y el cartelimo no son video-arte.
Ahí es donde radica tal vez el error de la autora y de la dirección del festival, encargar una pieza de comunicación a una artísta no especialista en ese segmento.